23 julio 2012

Los cinco hábitos de un mal jefe

Los cinco hábitos de un mal jefeAquellos que desean convertirse en grandes líderes con frecuencia recurren a libros, personas inspiradoras, talleres y otros recursos para aprender las buenas prácticas que los llevarán a ese objetivo.
Sin embargo, la inspiración y el ejemplo también pueden encontrarse del lado oscuro. Estar atentos al mal ejemplo de los jefes mediocres, que enseñan aquello que no se debe hacer, es también una manera de aprender.
Si conoces a un dueño de empresa o jefe de departamento que recibe muy malos comentarios por parte de sus empleados o incluso de personas externas que deben relacionarse con él, probablemente realice alguna o varias de las siguientes malas prácticas.
Toma el crédito del trabajo ajeno
Una cosa es delegar. Otra completamente diferente es cargar a los empleados con tus tareas y luego tomar el crédito por ellas.
El trabajo en equipo debe venderse como tal, y los resultados a entregar a los superiores también deben reflejarse de esa manera.
Un mal jefe tendrá la tendencia de tomar el crédito por el trabajo de otros y sobresalir a costa del esfuerzo de su equipo.
No da refuerzos positivos
Ante los logros de los empleados, un buen jefe ofrece un refuerzo positivo, una “palmada en la espalda” moral que motiva a seguir trabajando por ciertos objetivos.
Por el contrario, los malos jefes no realizan refuerzo positivo de los logros pero tienden a exagerar con el refuerzo negativo ante los errores cometidos.
Humilla a sus empleados
Por lo general, un mal jefe no sabe manejar su posición y le atribuye una carga ilimitada de poder. Cree que tiene licencia para humillar a las personas a su cargo y, en efecto, lo hace.
Amenaza
Lograr que un empleado haga determinada concesión bajo amenaza de despido es claramente la actitud de un jefe que no se esforzó por ganar el respeto de las personas a su cargo y debe recurrir a estas prácticas que crean enormes insatisfacciones.
Escatima en remunerar el trabajo extra
Los malos jefes intentan rebajar al máximo las remuneraciones que los empleados reciben por trabajar horas extra, días feriados y otros turnos que representan un esfuerzo adicional.
Esto sólo envía al trabajador la señal de que su esfuerzo no es valorado, y lo desmotivará enormemente.
Con esta práctica, las personas a cargo tenderán a buscar cumplir a raya con los horarios y obligaciones, sin mayores esfuerzos. Además, nadie se mostrará disponible si hace falta quedarse hasta tarde para resolver alguna contingencia.

Tomado de: http://juanmanuelgarrido.com/2012/05/22/cinco-habitos-mal-jefe/

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