Flask Tie es, más que un objeto, una forma de vida: alcoholizarse en la oficina es un hábito común en esta sociedad avocada a su destrucción final (sí, voy a estar diciendo cosas así toda la semana).
La corbata posee en su interior una especie de helado flash que uno debe rellenar con la bebida que mejor le siente a las ocho de la mañana. O sea, whisky. Podrá acceder a ella siempre que quiera mediante un chupete instalado en el extremo de la corbata. La imagen que demos será rara, claro, pero es de suponer que en la oficina uno está bajo mucho estrés del que chuparse la corbata es sólo una consecuencia más.

Tan sólo un detalle: cuando la oficina se anime y la gente empiece a atarse las corbatas en la cabeza, hay que tener cuidado con los goteos y la mezcla alcohol-ojos, que no siempre sale como cabría desear.
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